Seiza es una manera de sentarse que se usa como psicoterapia, y que también se usa en artes marciales como el Aikido y el Iaido. Practicar en seiza puede ser el arte en sí, o se puede hacer como un ejercicio accesorio.
Para llegar a hacer la postura de seiza, primero tienes que arrodillarte como si estuvieras rezando, y después sentarte en tus pies. Las plantas de los pies deben estar hacia arriba, y por lo tanto te apoyas en el empeine de tu pie. La posición de tus pies y la separación entre tus rodillas debe ser la que te sea más cómoda.
Después relaja los hombros y permite que los brazos se caigan naturalmente. La mano derecha se pone hacia arriba en el bajo abdomen. Luego se pone la mano izquierda encima de la palma derecha, y dirigida hacia arriba también. Los dedos deben estar juntos y sin tensión. Los dedos pulgares deben estar juntos, pero sin presión. Los dedos pulgares y los otros dedos deben hacer una forma de óvalo un poco más abajo del ombligo. Este punto se llamaba el tanden o tanden seika y corresponde al centro de tu cuerpo. La mano izquierda encima de la derecha representa la calma cubriendo la actividad. Los dedos pulgares juntados se ven como el centro de ser del tanden alrededor del Hara. El centro es el punto de la vida.
La respiración se hace de un modo muy específico y es el aspecto más importante de la práctica en seiza. Los taoístas antiguos creían que la respiración es vida y que cada persona tenía sólo una cantidad de respiraciones en su vida. Con lo que se veía a la respiración honda y lenta como una prolongación de la vida.
Inhale suave y silenciosamente por la nariz usando el diafragma.
La barriga debe extenderse hacia delante mientras el pecho debe extenderse sin ayuda muscular. Evite toda tensión y esfuerzo muscular en la parte superior del cuerpo. Los hombros no deben dirigirse ni hacia arriba ni hacia abajo, simplemente permita que la gravedad haga el trabajo.
Respire hasta que los pulmones estén llenos y no más allá, deje que la respiración dicte el ritmo de exhalación. No sostenga la respiración o haga cualquier cosa especial, simplemente empiece a exhalar. La exhalación es igual de suave que la inhalación. No debe haber ningún ruido o alboroto, simplemente respire fuera suavemente. Exhale hasta que tenga la necesidad de respirar, entonces inhale. Cuando exhale no permita que la barriga vaya floja, mantenga una tensión o tono, pero sin apretar realmente los músculos.
Nunca fuerce la respiración. Con la práctica continuada el ritmo aminora a unas dos respiraciones por minuto pero no trate de conseguir ninguna meta, respire simplemente.
Siguiendo a su respiración, cuente las inhalaciones y exhalaciones y, más tarde, las exhalaciones sólo. Cuente de uno a diez y entonces empiece otra vez. Si pierde la cuenta, empiece de nuevo, no trate de recordar el último número, no es importante.
Deben aparecer todo tipo de pensamientos pero ignórelos. Sólo mírelos y permita que se vayan, no los intente retener o siga una línea de razonamiento. Vuelva a la cuenta. Todos los pensamientos tienen el mismo valor, nada, cuando estas en seiza.
Pueden aparecer pensamientos sobre la luz, alucinaciones, pánico, miedo u otras ilusiones. Simplemente permanezca sentado.
Cuando los pensamientos no corren así de rápidos y furiosos puede dejar de contar y sólo esté sentado. Si los pensamientos lo vuelven a distraer, cuente de nuevo.
Trate de sentarse en seiza durante unos 30 minutos por la mañana temprano y por la noche. Cuando empiece la práctica se aconseja un tiempo más corto hasta que las piernas son flexibles y la circulación se ajusta. Si las piernas empiezan a dormirse, levante las nalgas de los pies y deje que corra la circulación. Eventualmente, puede coger una manta o algo similar y ponerlo entre las piernas y nalgas. Un poco de dolor es de esperar, pero no haga del seiza una prueba de fuerza de voluntad, a ver quién aguanta más tiempo.
Lo ideal es hacer seiza en un cuarto silencioso, con una iluminación tenue y sin distracciones. Aunque en realidad la práctica del seiza se puede hacer en cualquier parte con cualquier actividad cercana.
Cuando se termina el seiza, salude tocando bajando la frente hacia el suelo (se queda la cabeza a unos centímetros del suelo) manteniendo las nalgas en los talones. Ponga las manos en el suelo al lado la cabeza. Respire en esta posición durante un tiempo antes de incorporarse de nuevo.